Me reencuentro con la belleza en calma,
con sus paralelas verdes, con los caminos seguros
que espejan las simetrías rotas del eco del estanque.
Disfruto. Doy diez pasos en dirección opuesta a la tormenta,
confío en lo que los bordes me proponen
pero me choco con dos palomas muertas que me avisan
que detrás de la calma no siempre hay caminos ni futuro.