Aún no ha llegado el frío
a la ventana de casa, pero
algo como nieve incierta
se despega del aire
se acumula en el techo
sobre mi cama
hasta que se condensa y cae
como un invierno anticipado.
Miro hacia afuera y sé que otros
siguen dorándose al sol.
Quisiera acercarme
a desmentir el mal clima
imitar sus ganas de surfear
la calidez del aire
que hace ondular su entusiasmo
ante la continuidad del verano,
pero cierro la ventana
y miro a los vidrios
profundamente
ver
ti
cales
empañarse
hasta volverse ciegos.