domingo, 5 de junio de 2016

Café



Nosotros, los de los litros de cerveza
volcados al costado de la cama
y los fasos, dejados por ahí, donde caen.
Nosotros, los de las 5 de la mañana.
Nosotros, esos, y el tiempo.
Me hablás ahora de un café a las 3 de la tarde
en martes o jueves, temprano.
Yo lloro y no entendés por qué lloro
y crees que voy a dejar de llorar si proponés
un sábado entre las 3 y las 5
de la tarde, y sigue siendo café 
y yo ya ni puedo llorar, y no entendés
cuántas cosas murieron
cuántas cosas tuvieron que morir
para que dejes todo en suspenso 
para que nos nombres a nosotros
y a las 3 de la tarde en la misma frase.
Y yo no sé de quiénes estás hablando,
quiénes serían esos
que pueden compartir café 
tan civilizadamente,
sin fasos 
sin cerveza en el piso, sino cáscaras 
de un encuentro que reprogramás
para el otro lunes
de tarde, 
               (un ratito).

Y seguía siendo café
en taza.
Y vos seguías sin entender.
Y yo mordía los venenos del insomnio
abrazada a los envases llenos
que vacié a solas, el domingo,
a las 5 de la mañana.


https://www.youtube.com/watch?v=UqCEPytSFqU





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