En los infiernos animales
solté una rata
dentro del laberinto
dictado por sus ojos.
Ella recorrió todos los pasillos
en completa oscuridad,
porque estudió de memoria
las huellas
y
pozos
del camino, pero nunca
encontró la salida
a pesar de haber probado
todas las rectas
y curvas
y haber pintado de rojo
y
sepia
cada habitación conquistada.
Tal vez haya ratas que no busquen
salir de los laberintos
(con sus pozos, sus curvas, su sepia)
sino que prefieren hacer
en ellos su casa.
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