jueves, 29 de noviembre de 2018

Disculpe la molestia

¿En cuántos pedazos
puede partirse un pibe
para que deje de ser molesto?
No lo quieren ver entero,
entero ocupa lugar
y se nota.
Hay que correrlo, barrerlo.
No lo quieren ver entero.
No lo quieren ver.
Sacalo de mi vista, sacalo,
si no lo veo,
no existe.
Por eso lo parten en hambre,
desprecio, indiferencia,
en cuadraditos violentos
que pican, pican, todos los días
hasta volverlos montones sin nombre,
inofensivos, desdibujados,
hasta convertirlos en arena
para rellenar tus playas
de fin de semana largo,
materia impalpable,
impotente y silenciosa
que barre un empleado público
a media luz, a las seis de la mañana
para que ningún señor con vista al río
pregunte, al levantarse,
de dónde viene ese polvo
con olor a muerto genérico
que le empaña las ventanas.


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