jueves, 29 de noviembre de 2018

Thriller


Vi una película de terror
en mi cabeza. Se llamaba “Te idealicé,
la puta madre”,
y actuabas vos. Yo también actuaba
pero la mayoría de las escenas
eran tuyas, o mejor dicho
de ese que se te parecía
y que seguía un guion soñado
irreal, de película de culto,
con subtítulos hechos de humo
y adrenalina y noches que no reportan
ninguna utilidad, ningún aprendizaje concreto
más que ganarle a la muerte una célula que todavía sabe reírse
por la que pagaremos algún día,
o mañana, en realidad, cuando despierte del todo, la puta madre
y recuerde que esta era una película de miedo
y que tu dominio exquisito de esa parte indescifrable
que oscurece los relojes para que paren
de gritar o de callarse, según lo que precisemos,
es sólo la mímica perfecta
que sigue el manual perfecto
que sabe dar el arte, cuando quiere iluminarlo todo
con esa luz que usan en los vestidores de los negocios
para que cualquier cosa que nos probemos
se parezca a lo que andamos buscando.



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